El nuevo disco de Suede se llama Autofiction y es el noveno trabajo de la banda de Brett Anderson y compañía. Lo escuchamos.

Suede han hablado a menudo de un “Mundo Suede”, una zona sónica construida por la banda que habla de una ordinariez de otro mundo, un portal fuera de la sombría cotidianidad que solo ellos pueden conjurar. Una manifestación física de esto podría ser O’ Magic Power of Bleakness (2019) de Mark Leckey, una recreación a tamaño real de la parte inferior de la M53: un paso elevado, un lugar cargado de una excitante ausencia de lugar, la visualización de un espacio liminal, uno de no pertenencia fundamental.
Esta faceta del ser moderno hace que los críticos corran en busca de descriptores, ya que no tiene plataforma, lugar, léxico o clase; no hay jerga. Es un estado de alteridad interior, emocional y sin voz, que se combina con la fanfarronería del glamour de los famosos y la amenaza del cabaret. En algún lugar de todo eso está Suede: duro pero suave, enfadado pero amable, grandioso pero arenoso, lingüísticamente delicioso y casi dolorosamente honesto emocionalmente.

Si el último álbum de Suede, The Blue Hour, fue la parte final de una trilogía en la que Suede definió el “mundo de Suede”, este nuevo disco, Autofiction, les sitúa firmemente en él, mirando desafiantemente hacia fuera.

El álbum tiene todo lo que se espera de Suede: la asombrosa voz de Brett Anderson, esas líneas de fondo pulsantes, los violines, las guitarras imposibles y la potente batería. Pero también es un disco más convencional de lo que han hecho en años. Sin perder lo maravillosamente difícil de su música, nos traen lo que mejor saben hacer y ofrecen algo para la gente nueva en la banda.

Hay menos del léxico que hemos llegado a asociar con la escritura de Anderson. Hay gasolina pero no hay pilones. Los mensajes de las once canciones de este disco son directos y confrontados, casi agresivos.

Se abre con “She Still Leads Me On”, una oda a la difunta madre de Anderson. Suena alegre, fuerte y optimista, casi feliz, y le sigue “Personality Disorder”, una canción angustiosa y de búsqueda que, tras su exuberante comienzo, marca el tono del álbum.

Autofiction se grabó en los suburbios de Crouch End, en el estudio Konk de The Kinks, donde Suede volvió a trabajar con su productor de toda la vida, Ed Buller, con el deseo de aprovechar la sensación de sus primeros discos.
“That Boy on a Stage” nos da una muestra de las primeras caras B de Suede que sus fans más acérrimos conocen y adoran, evocando el legendario y contundente “Killing of a Flashboy” y los temas posteriores, “Money” y “Young Men”. Es estupendo escuchar que esta parte de la obra de Suede adquiere la categoría de álbum.

“That Boy…” se encuentra junto a la extraña y desesperada viñeta “Drive Myself Home”, que recuerda a las primeras caras soñadoras de “So Young” y “Metal Mickey”“High Rising” y “Where the Pigs Don’t Fly” si hubieran sido bendecidas con los arreglos de cuerda de Neil Codling.

Los directos de Suede explotan cuando tocan uno de sus autoproclamados temazos: “The Drowners”, “We are The Pigs”, “She”, “Metal Mickey”, “Cold Hands”, “Outsiders” o “Can’t Get Enough”, por nombrar algunos. Sin duda, hay algunas más en Autofiction que se unen a esa alineación.

Para ensayar el disco, Suede se trasladó a Kings Cross para aprovechar la naturaleza viva e inestable de este disco. Puedes escuchar por qué en la salvaje e indómita “Black Ice” y en el absoluto gótico “Shadow Self”. Con las guitarras post-punk de Richard Oakes y la batería libre de Simon Gilbert, estas son canciones con las que realmente puedes lanzarte.

“What Am I Without You” es el tributo de Anderson a los fans que han viajado con la banda desde su reunión en 2010 a través de los tres discos anteriores hasta este. Aunque este tema no es el más fuerte del álbum, fue recibido con entusiasmo en el reciente micro-show de la banda en el Moth Club de Londres.

En “It’s Always the Quiet Ones” y en el cierre del álbum, “Turn Off Your Brain and Yell”, es donde escuchamos más claramente lo que es -según la banda- el próximo episodio de Suede.

Este, su noveno álbum, es definitivamente un nuevo capítulo para el grupo, uno que los ve sacudirse el pasado y ser dueños de su espacio de una manera que nunca antes habían hecho.
Adaptación al español de la crítica de Amah-Rose Abrams.
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